¿Cuáles son las condiciones de las hipotecas abiertas?, ¿a qué tipo de perfiles les conviene este tipo de producto?, ¿cómo funcionan?, ¿cuáles son sus diferencias respecto al resto de hipotecas? Estas preguntas las tratamos en el siguiente artículo publicado en Fotocasa.
La flexibilidad podría ser la principal diferencia que tienen las hipotecas abiertas con respecto a otro tipo de préstamos hipotecarios. Y es que, este producto bancario permite al hipotecado disponer del capital cuando quiera y para lo que necesite. Además, ofrece la opción al cliente de adaptar el importe de la cuota según le convenga y efectuar amortizaciones con el fin de rebajar o de reducir el plazo de la misma.
Pero, ¿qué es una hipoteca abierta? Es un crédito hipotecario -que no es lo mismo que un préstamo hipotecario- destinado a la compra de una vivienda habitual que permite al titular disponer del capital que ya haya amortizado o del aún no dispuesto para cualquier otra finalidad. Permite, de esta forma, realizar disposiciones adicionales del capital hasta un límite prefijado previamente que siempre, eso sí, será inferior al capital inicialmente obtenido al solicitar el crédito. El perfil de cliente al que va dirigido este tipo de producto es un cliente con un historial crediticio tipo A, es decir, con un excelente nivel de mora.
Este tipo de crédito hipotecario posibilita al cliente, además, la elección de todas las opciones de tipos de interés que más se adecuen a sus preferencias personales (variable, fijo, etc.).
De esta forma en el mercado se encuentran varias modalidades de hipotecas abiertas. Cuatro serían las categorías de este tipo de producto:
- Hipoteca abierta con interés variable: fluctúa con el índice de referencia elegido.
- Hipoteca abierta con interés limitado o fijo, con lo que el titular queda protegido de las variaciones del mercado.
- Hipoteca abierta mixta o combinada: permite aprovechar las ventajas del interés fijo y del interés variable.
- Hipoteca abierta asegurada: cubre al hipotecado de posibles imprevistos. Con esta última modalidad, el cliente incorpora un seguro al crédito que le permite hacer frente a posibles impagos del mismo por un plazo determinado.
La documentación necesaria para contratar este tipo de hipotecas es la misma que para un préstamo hipotecario. El plazo máximo de la hipoteca es de 30 años y el período de carencia es de hasta 12 meses.
La oferta actual de las hipotecas abiertas es limitada. Entidades como La Caixa e iBanesto la comercializan en la actualidad.
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Ventajas y desventajas
Varias son las ventajas que ofrecen las hipotecas abiertas, entre ellas la posibilidad de modificar la cuota y de disponer del dinero ya amortizado. Además, si durante la amortización del mismo necesitas solicitar un préstamo personal, puedes solicitar parte del capital amortizado de la hipoteca abierta, que tiene un tipo de interés inferior que cualquier préstamo personal. Eso sí, aunque el interés sea menor, el cliente lo pagará en más años, por lo que al final, terminará abonando un importe mayor del que hubiera pagado con una financiación.
Otra de las desventajas de una hipoteca abierta se encuentra en la dificultad, que no imposibilidad, de subrogación. Y es que, al tratarse de un crédito hipotecario se complica la posibilidad de subrogación de la hipoteca contratada a otra entidad bancaria para mejorar las condiciones de la misma. No obstante y gracias a la Ley Hipotecaria de 2007, se permite la subrogación de las hipotecas abiertas.
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