El cajero del futuro, en el presente. En el último trimestre de 2010 BBVA empezó a implantar los cajeros automáticos ABIL en su red de oficinas.
Proyectado por la entidad y las empresas Ideo, NCR y Fujitsu su estética se centra en tres premisas: simplificar, personalizar y humanizar las operaciones que los usuarios de banca realizan a través de los cajeros.
Para diseñarlos, un equipo de expertos observó durante dos años los hábitos de los clientes de banca para adaptar el diseño del nuevo expendedor a las necesidades de los usuarios. Entre otros, determinaron que la privacidad era un aspecto muy importante. De ahí las mamparas que lo rodean.
También con la intención de fomentar la sensación de privacidad, se han inclinado ligeramente las pantallas, táctiles, cuyo tamaño es mayor al habitual (son de 19 pulgadas). Así se facilita la visión.
Otro de los aspectos destacados es el nuevo diseño del menú de operaciones. Según los expertos, hasta ahora era confuso. Por eso se han proyectado con iconos más sencillos, personalizados según la operativa habitual de los clientes.
Las órdenes, también se se intentan dar de forma más clarificadora e interactiva.
Según las operaciones, imágenes interactivas marcan el recorrido a seguir.
Además de las funciones habituales de los cajeros (disposiciones, ingresos, consultas, pagos de recibos…), con los cajeros ABIL se puede cancelar tarjetas en caso de robo o extravío, obtener información bursátil, comprar y vender valores, ver la previsión meteorológica…
En la actualidad se pueden encontrar más de 20 repartidos por la geografía española (Madrid, Barcelona, Guadalajara, Talavera de la Reina, Valladolid, Zaragoza, Valencia, Bilbao y Cuenta). BBVA prevé que «a medio plazo» ya se hayan instalado más de 200.