Aunque creas que queda un siglo, en nada la tendrás ahí: las puertas de la Universidad, que se abren de par en par a tus hijos. Y no son solo los estudios; es todo lo que conllevan. Un (importante) desembolso que hay que empezar a planificar y organizar cuanto antes. Aquí te explicamos cómo.
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Parece que fue ayer cuando le acompañabas a la puerta de P3 y resulta que en nada acabará Bachillerato e irá a la Universidad. Muchos cambios, una evolución lógica y un gasto más que importante.
El precio de la matrícula puede variar entre el grado que se vaya a realizar y el sitio en el que se haga. Así, no es lo mismo estudiar los grados de Ciencias y de Ciencias de la Salud que Derecho. O llevarlos a cabo en Cataluña o Andalucía, solo por citar algunos ejemplos.
Y es que las diferencias pueden ser de más de 20 euros por crédito, según los datos de las propias universidades.
Otro caso es si la carrera se realiza en un centro privado, donde el precio por curso se puede multiplicar.
Sea donde sea, no se trata únicamente de la matrícula o el material. Es todo lo que le rodea: desde aprendizaje de idiomas a estancias en el extranjero, pasando por formaciones complementarias, másteres y un largo etcétera.
Por este motivo, dada la magnitud del desembolso, es de capital importancia hacer una previsión, empezar a ahorrar con la mayor antelación posible. Explicamos algunas formas de hacerlo, para que elijáis la que os va mejor.
Abrir una cuenta de ahorro: un clásico sin riesgo
La primera opción presentamos son las cuentas de ahorro, uno de los productos de banca clásico para los ahorradores más conservadores.
Se trata de cuentas corrientes que permiten ir reservando el dinero sin que este corra ningún riesgo y del cual se tiene total disponibilidad. Además, las hay que ofrecen cierta rentabilidad (aunque en la actualidad es bastante baja).
Claro ejemplo son productos como Mi propia cuenta, de Banco Mediolanum. Se trata de una cuenta de ahorro concebida para que desde temprana edad se comprenda el valor del dinero y se aprenda a que ahorrar es la mejor forma de conseguir un objetivo.
En este caso, ofrece una rentabilidad del 0,50% TIN anual, desde 0 hasta 100.000 euros. Asimismo, las principales gestiones (ingresos en efectivo y cheques en las oficinas de la entidad, o los gastos de administración y mantenimiento, por ejemplo) no tienen coste.
Otras opciones sin riesgo
Los depósitos a plazo fijo son, efectivamente, otro producto de ahorro clásico, ideal para los ahorradores conservadores. En ellos se deposita un dinero durante un tiempo determinado, en el que no se puede rescatar, y se obtiene una rentabilidad. Como sucede con las cuentas de ahorro, hoy en día es realmente baja.
Otra posibilidad son los Planes Individuales de Ahorro Sistemático, conocidos popularmente como PIAS. Al suscribirlos, nos comprometemos a realizarles aportaciones periódicas. Se pueden contratar en aseguradoras y entidades financieras.
Planificación financiera: un aspecto fundamental
Sea como sea, tener una buena planificación, por lo que pueda pasar, es fundamental. Y la figura de un asesor financiero, un profesional que ayude en la organización de las finanzas personales, será de gran ayuda. Sería el caso de los Family Bankers, de Banco Mediolanum.
Son profesionales que diseñan una estrategia financiera en base a los objetivos que se persiguen (en este caso, se añadiría al listado el ahorrar de cara a pagar unos estudios). Y en ella se pueden contemplar, además de productos sin riesgo otros de inversión, acordes a las características y objetivos del cliente.
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