Teniendo en cuenta que se trata de una deuda a largo plazo, ¿existe una edad ideal para suscribir una hipoteca? Se estima que es la que va de los 30 a los 45 años pues se considera que, en esa horquilla, se ha conseguido estabilidad a nivel financiero, laboral y sentimental. En este artículo que publicamos en Globaliza lo analizamos.
Contratar una hipoteca supone ligarse a una obligación de pago con la entidad financiera durante un periodo de tiempo muy elevado. En la actualidad, y según las últimas cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística, el plazo de amortización de los préstamos hipotecarios concedidos por los bancos se sitúa de media en 21 años mientras que el plazo de amortización de los préstamos hipotecarios concedidos por las cajas de ahorro es de 20 años.
Hablamos, por tanto, de compromisos a muy largo plazo y que sólo se deben asumir, recomiendan los expertos del comparador de hipotecas Credimarket, cuando se tiene la certeza absoluta de que se podrá devolver el dinero adeudado más los intereses sin problemas.
Edad ideal a la hora de firmar una hipoteca
Existe una determinada edad en la que, por lo general, se logra la estabilidad financiera, laboral e incluso sentimental para poder hacer frente a este tipo de compromiso sin demasiados problemas. Estaríamos hablando de una franja de edad comprendida entre los 30 y los 45 años.
Una horquilla de edad que permite solicitar préstamos a un plazo de amortización elevado. Por lo general, el banco calculará que el plazo máximo no supere los 70-75 años de edad de los titulares. De esta forma, un cliente de 35 años podrá pedir una hipoteca a un plazo de amortización de hasta 30 años.
Pero la situación financiera, ingresos y situación familiar son determinantes para que la entidad financiera conceda una hipoteca. Y esa «estabilidad» deseada se suele lograr entre los 30 y los 45 años. Las estadísticas así lo demuestran:
1.- Estabilidad laboral: aunque los datos del paro son dramáticos, lo cierto es que inciden con más virulencia en los jóvenes. Según la última Encuesta de Población Activa publicada por el INE, la tasa de paro entre los menores de 25 años afecta al 57,2%, es decir, 6 de cada 10 jóvenes está en paro. A partir de los 30 años la situación laboral es algo más estable (según los datos de la última encuesta de la EPA, la tasa de paro de los trabajadores de entre 30 y 34 años es del 27,63% y algo menor para un espectro de edad más amplio: de 25 a 54 años la tasa de paro se sitúa en el 25,63%).
2.- Estabilidad financiera: la estabilidad laboral viene acompañada de estabilidad financiera. En la franja de edad comprendida entre los 30 y los 45 años se suele haber alcanzado un cierto «status» laboral, con unos ingresos más estables y con contratos, por lo general, indefinidos (en el caso de los trabajadores por cuenta ajena). Los autónomos de esa edad también suelen ofrecer un perfil mucho más consolidado que el que ofrecen los trabajadores por cuenta propia de edades por debajo de los 30 años.
3.- Estabilidad sentimental: de media, y según datos del Boletín estadístico «Mujer en cifras» del Instituto de la Mujer, la edad media para contraer matrimonio (ya sea civil o religioso) en nuestro país se sitúa en 33 años para las mujeres y 36 años para los hombres. Afrontar el pago de la hipoteca estando en pareja (sobre todo si los dos trabajan) es, por lógica, mucho mejor que hacerlo solo. Por este motivo, a esa edad las relaciones suele ser mucho más estables y, por lo tanto, duraderas.
La estabilidad laboral, financiera y sentimental son claves para que la entidad financiera acepte la operación. Tanto bancos como cajas buscan en sus potenciales clientes la solvencia suficiente para hacer frente al pago de la deuda durante periodos de tiempo muy amplios de ahí que miren con lupa las tres variables citadas anteriormente.
