Estamos ante una situación dónde el hundimiento en la venta de viviendas y el récord de desahucios marcan la actualidad en el sector de la vivienda. Un encarecimiento hipotecario con continuos cambios y una tendencia del mercado alcista siguen protagonizando la actualidad en el mercado de las hipotecas.
Ante este desfavorable panorama, siguen siendo los jóvenes los principales perjudicados por la crisis, tanto a nivel de paro como de acceso a la vivienda.
La actual crisis económica ha golpeado con especial contundencia al sector más joven de la población y las dificultades para encontrar un empleo estable y bien remunerado llevan a muchos jóvenes a emigrar a otros países menos afectados o a prolongar infructuosamente su etapa de formación. Casi la mitad de los jóvenes de entre 18 y 34 años siguen viviendo en casa de los padres, y eso que sólo un 10% de ellos prefiere vivir en el domicilio familiar.
La altísima tasa de desempleo que está viviendo el país, con datos históricos de 4,2 millones de parados en 2011, la inestabilidad laboral y el consecuente impedimento para acceder al crédito hipotecario como también la necesidad de aportar como entrada casi el 30% del importe de la vivienda, son algunas de las principales barreras que dificultan el acceso de los jóvenes a la compra de vivienda, a pesar de que los precios han caído cerca de un 18% respecto a los máximos de 2007, en pleno boom inmobiliario.
No es de extrañar, visto lo visto, que la tasa de emancipación en España estuviese en el pasado año, en el 45,8% lo cual, leído al revés, supone que un 54,2% de la población joven es dependiente desde un punto de vista residencial. Teniendo en cuenta que no se puede hablar de emancipación simplemente por el hecho de haber abandonado el hogar familiar, se ha de alcanzar una completa independencia económica ara que la emancipación sea efectiva.
A pesar de que las entidades financieras ofrezcan condiciones especiales comercializando en sus catálogos hipotecas para jóvenes, estamos ante una situación dónde este colectivo se encuentra cada vez con más problemas para que les concedan un préstamo hipotecario. Las condiciones preferentes parecen no ser suficientes para facilitar la emancipación de la juventud ya que las dificultades se anteponen frenando su libertad.
Los principales contras a los que se enfrentan son los siguientes:
- Vida laboral corta, con dificultades para acceder a empleos indefinidos y con posibles periodos de desempleo. La combinación perfecta para que les digan que no.
- Capacidad de endeudamiento limitada. Dos titulares mileuristas sin ahorros en el mejor de los casos podrían solicitar una hipoteca de unos 180.000 euros a 40 años (para adquirir una vivienda de no más de 160.000 euros).
- La capacidad de ahorro del joven español brilla por su ausencia, en general, esto provoca que la gran mayoría busquen hipotecas 100% de financiación.
- Tradicionalmente los padres avalan a sus hijos para que puedan solicitar un préstamo. El problema es que cada vez hay más padres endeudados o sin empleo. Y con esta situación poco sirven de avalistas y acaban por no poder contar con ellos.
- Las parejas cada vez son menos estables; y las parejas jóvenes tienen una incidencia de ruptura elevada.
De todos los problemas mencionados el único que tiene solución, en determinados casos, es el de aportar avalistas, ya que hay hipotecas subvencionadas por determinadas CC.AA que avalan parte del préstamo hipotecario para que los jóvenes puedan financiar el 100%, consiguiendo también tipos de interés más competitivos para el colectivo.
Ante todos estos obstáculos que nos ofrece el actual mercado hipotecario español, no es de extrañar que nos encontremos cada vez más ante una situación con más barreras, dónde las entidades financieras sufren por falta de liquidez y seleccionan mucho más a sus clientes, sobretodo en el caso de los jóvenes, por lo que los menores de 30 años ven como sus perspectivas de vivir en una casa propia se desvanecen cada vez más.
Surgiría aquí la duda de por qué no resulta cada vez más atractiva la opción del alquiler. Aunque, una explicación posible la podríamos encontrar en que des de siempre en nuestra sociedad se han inculcado unos valores con los que el ser humano ha optado por el tener, por la posesión de propiedad, cosa que ha hecho que no se vea el alquiler de vivienda como una opción de referencia para los españoles. La confusión del tener por el ser, el ser alguien por tus pertenencias, propiedades, etc. ha hecho que la opción de compra siga siendo aún hoy en día la más competitiva a pesar de las dificultades que sufren también los jóvenes.
Acabamos estando por tanto, ante una situación donde la alta tasa de paro, los bajos ingresos, el encarecimiento hipotecario y una política de fomento del alquiler que aún arranca llevan a los jóvenes a quedarse en casa de sus padres hasta los 29 años de media y ha prolongar por ahora el hecho de tener una vivienda en propiedad.
Imagen | Alfonso Benayas