Incertidumbre. La compra de Popular por parte de Banco Santander ha encendido las alarmas de los clientes de la primera entidad, que temen por sus ahorros. Ana Botín, presidenta del banco comprador, ha intentado calmar los ánimos.
«Los clientes de Popular seguirán siendo atendidos por las mismas personas en las mismas oficinas», aseguró. Y añadió: «Vamos a trabajar duro para ofrecerles el mejor servicio durante este periodo de transición y en el futuro».
Santander compró ayer, por el valor simbólico de un euro, Popular. Lo hizo tras determinarse que la segunda entidad era inviable y con el visto bueno de Bruselas.
Así, los clientes que dispongan de cuentas, depósitos, hipotecas o préstamos, no tienen ningún riesgo. No sucede lo mismo con los accionistas. Detallamos cada uno de estos casos.
Cuentas corrientes
Sus cuentas no sufren peligro, si bien pueden retirar el dinero de que disponen en ellas si así lo estiman oportuno. Si no lo hacen, pasarán a ser clientes de Santander. Con el tiempo el número de cuento será modificado y, a la larga, las condiciones de la cuenta también podrán cambiarse. El banco deberá avisar al cliente de esto último con una antelación de, al menos, dos meses.
Depósitos y ahorros
Tanto los depósitos como las cuentas de ahorro mantendrán las condiciones hasta acabar el plazo y pasan a estar garantizados por Santander. Con todo, recordar que el Fondo de Garantía de Depósitos español cubre hasta 100.000 euros por titular y entidad en caso de quiebra de una entidad.
Hipotecas y préstamos
Los titulares de préstamos hipotecarios o personales deberán seguir haciendo frente a los pagos. Las condiciones serán las mismas que hasta ahora con un único cambio, el acreedor: deja de ser Popular y pasa a ser Santander.
Planes de pensiones y fondos de inversión
En principio no tienen que verse afectados por la compra ya que el activo está fuera del balance de la entidad. Con todo, si hubieran suscrito productos que dependen de acciones o deuda de Popular, verán reducir el valor de la inversión.
Accionistas
Los accionistas y tenedores de deuda de Popular, alrededor de 300.000 personas, serán los grandes afectados pues perderán toda su inversión.
Si bien pueden reclamarla en los tribunales, en el proceso de compra Santander ha previsto una ampliación de capital de 7.000 euros que «cubrirá el capital y las provisiones requeridas para reforzar el balance de Banco Popular», aseguran desde la entidad presidida por Patricia Botín.