La realidad supera a la ficción. Y la ciencia ficción se acaba convirtiendo en realidad. Una empresa española ha ideado un sistema de pago a través de las huellas dactilares. Lo ha bautizado como Paytouch y, de momento, ya se ha implantado en varios establecimientos.
Su empleo es sencillo. Los usuarios deben registrar una o varias tarjetas de crédito o débito a una cuenta de usuario de PayTouch a la que también vincularán sus huellas. Y a partir de ahí, tocar y pagar.
Al hacer un desembolso, en lugar de pasar una tarjeta por un datáfono, deberán situar en un lector dos dedos. La compañía recomienda, “por una simple cuestión de comodidad al colocar los dedos en el terminal”, que sean el índice y el corazón en el caso de los diestros y el corazón y anular en el que caso de los zurdos.
A través de un sistema biométrico, que usa características biofísicas únicas de cada persona, se identifica al usuario. “Usamos las huellas dactilares porque son únicas, universales e invariables a lo largo del tiempo. Incluso los gemelos las tienen diferentes”, explica a Credimarket Javier Peso, CEO de la compañía.
Seguridad máxima
El lector capta “las minucias de cada una de las dos huellas que registra”, asegura Peso, quien añade que “no guarda la imagen de las huellas, sino el resultado de una función matemática derivada de varios parámetros que las identifican de forma inequívoca”.
Por ese motivo, considera, PayTouch “aporta una mayor seguridad a los procesos de identificación y pago actuales”. Además, los sensores disponen de tecnología Life Finger Detection, que detecta “algunas características como el pulso, la temperatura… para poder detectar la vitalidad de los dedos”. Así, el sistema no funciona con huellas sintéticas o fotocopias.
En hoteles y ferreterías
El sistema es una de las formas de pago en el recientemente estrenado Pachá Mallorca. También se utiliza en Ushuaïa Ibiza Beach Hotel. Y desde 2012 se puede pagar con las huellas dactilares en en BricMania, la primera ferretería 2.0 de España.
Pero su intención es ir más. Y si bien el camino que han de seguir “no está totalmente trazado en un mapa, tenemos claro qué queremos hacer y qué no”, argumenta Peso. “Nuestro objetivo final es que PayTouch sea un método de pago estandarizado y aceptado de una forma natural, llegando a extenderse también en el pequeño comercio”, dice.
De momento se conforman con implantarlo en “el sector hotelero, el retail, parques de atracciones, supermercados, gasolineras…” porque son lugares en los que se “realizan diversos pagos” y se acude “de forma recurrente”, afirma Peso.
La idea surge tras una cena
Como muchas ideas, ésta surgió tras una cena de un grupo de amigos cuando, al pagar, hubo problemas con el funcionamiento de las tarjetas de crédito. Fue a partir de eso cuando “pensamos en crear una solución de pago que no precisara de elementos adicionales al cuerpo humano”, rememora el empresario.
Era el año 2009 y desde entonces no ha dejado de crecer. PayTouch emplea en la actualidad hasta nueve personas de diferentes sectores como las finanzas, el marketing, la programación y desarrollo.