Esta semana en un artículo publicado en El Economista explicábamos en qué consisten las PIAS. Un producto que, tras las recomendaciones del Banco de España y consiguientes rebajas en depósitos y cuentas, podrían presentarse en la actualidad como una alternativa para los ahorradores.
Seguridad, liquidez inmediata y rentabilidad. Son tres de los factores más valorados por los ahorradores a la hora de realizar sus inversiones. Porque en los tiempos que corren, con la crisis económica y la situación de la banca, y tras experiencias en algunos casos traumáticas como las complejas participaciones preferentes, los clientes exigen saber que el dinero ahorrado está a salvo al 100% y que se puede disponer de él en cualquier momento. Y si da algún beneficio, mejor.
Entre los productos de ahorro que más han crecido en los últimos tiempos destacan los Planes Individuales de Ahorro Sistemático, los PIAS, que comercializan las aseguradoras y cuyo objetivo es fomentar el ahorro a largo plazo. El dinero acumulado más su rentabilidad complementará en el futuro la pensión pública de jubilación. En este artículo explicamos sus principales características.
Relativamente nuevos en España, empezaron a comercializarse en 2007, los Planes Individuales de Ahorro Sistemático, conocidos popularmente como PIAS, se han convertido en una de las formas de ahorro que más ha crecido en los últimos años. Su rentabilidad, sus beneficios fiscales y su sencilla liquidez son las características más valoradas por sus clientes.
La recomendación del Banco de España de imponer un límite a las rentabilidades a los depósitos bancarios, establecido en un 1,75% TAE a 12 meses y un 2,25% TAE a dos años, podría darles un impulso. Ya que los límites de los PIAS sólo están en las aportaciones, un máximo de 8.000 euros al año y un máximo de 240.000 en la totalidad del plan.
Como muestra de su creciente éxito, al cerrar el primer semestre de 2012, los PIAS contaban en España con 694.263 asegurados, un 7,08% más que en enero de 2012 y un 18,86% más que el año anterior, informan fuentes de la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA), patronal del sector.
El objetivo de los PIAS, explican las mismas fuentes, es fomentar “un ahorro sistemático que en el futuro complemente la pensión pública de jubilación”. Están destinados, “a cualquier ahorrador aunque el perfil medio sería el de una persona que inicia sus aportaciones entre los 40 o los 50 años”. A pesar de ello, “cada vez hay más clientes que ingresan sus cuotas a edades más jóvenes”, concluyen.
Su rendimiento depende de la compañía y de la evolución de los mercados financieros, entre otros factores, y puede oscilar entre un 3,00% y un 5,00% TAE, según han informado fuentes del sector. Los hay conservadores, con una rentabilidad fija, y otros con más variables.
Entre otros, AXA Seguros ofrece un 3,00% TAE en su PIAS. Otras aseguradoras tienen en marcha productos con rentabilidades variables, como el Liberty PIAS Flexible, en el que el primer y segundo semestre propone un 4,00% y un 3,00% TAE, respectivamente, y durante los dos años siguientes entrega un 2,00% TAE.
Por su parte, dos depósitos a plazo fijo dan ahora una rentabilidad del 3% TAE por una aportación de 8.000 euros durante un año, según el comparador de productos bancarios Credimarket. Se trata del Depósito Ruralvía (a 12 meses) de Caja Rural de Granada y el Depósito Bonificado Bantierra, de Bantierra.
Beneficios fiscales, liquidez y seguridad
Por tratarse de un plan de ahorro a largo plazo, los PIAS cuentan con un tratamiento fiscal muy favorable. “La rentabilidad que hayan generado hasta el momento en el que se empieza a cobrar como una prestación no tributa IRPF porque se entiende que es una ayuda a la pensión pública”, argumentan desde UNESPA.
Así, para quedar exento de tributación, han de transcurrir más de 10 años desde la primera aportación al plan y éste se ha de cobrar como una prestación de renta vitalicia. Por eso, si bien se puede disponer del dinero invertido en un PIAS de forma total o parcial antes de tiempo, éste perderá todas las ventajas y se le gravará un IRPF del 21% hasta los 6.000 euros, un 25% hasta los 24.000 y un 27% para cantidades superiores a 24.000 euros.
Finalmente, desde UNESPA insisten en la “seguridad de la inversión” en este tipo de producto, ya que “está garantizada por la solvencia del seguro”. Además, el dinero se recuperaría al 100% en el caso hipotético que una aseguradora fuera a la quiebra. La devolución está garantizada por el Consorcio de Compensación de Seguros, ente dependiente del Ministerio de Economía y que actúa como un fondo de garantías.
“El consorcio paga a los clientes de las aseguradoras antes que a nadie”, recalcan desde la patronal. Añaden que los concursos de acreedores en el sector son “muy puntuales porque las aseguradoras, cuyo nivel de solvencia está por encima de lo exigido, están obligadas a invertir en activos sólidos”.
Con todo, en el caso de fallida, “que ha sucedido en muy pocas ocasiones, sólo en compañías muy pequeñas” los clientes que hayan confiado sus ahorros en alguno de sus productos “han recuperado el 100% de su inversión más la rentabilidad en poco más de un mes”.
Por otra parte, en el caso de quebrar la entidad financiera en la que se tiene un depósito a plazo fijo, se podría recuperar hasta 100.000 euros del capital si el banco o caja está adherido al Fondo de Garantías de Depósitos de Entidades de Crédito español.