El corretaje es una intermediación. Se trata de una figura muy antigua y a la que la mayoría de personas hemos recurrido alguna vez, en diferentes ámbitos. Te explicamos qué es el corretaje, tipos y todo lo que debes saber acerca de él.
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Corretaje: qué es
El corretaje es una figura que se remonta a la antigüedad y que ha ido evolucionando con el paso del tiempo. A través de él, una persona o empresa actúa como intermediario para que otra persona o empresa pueda llevar a cabo operaciones comerciales de manera eficiente y fiable.
A cambio, el intermediario (también conocido como corredor, agente o facilitador, entre otros) recibe una contraprestación de carácter económico. Y esta puede ser una cantidad económica pactada previamente, una comisión fija o bien un porcentaje en función del éxito de la operación.
Por tanto, el corretaje es una intermediación de cara a intentar obtener la mejor transacción posible.
Cómo funciona el corretaje
Cuando queremos contar con los servicios de corretaje de un corredor, lo primero que hay que hacer es firmar un contrato. Su contenido vincula a ambas partes y es de obligado cumplimiento.
En él ha de quedar bien reflejado la duración, la comisión, qué es lo que quiere el cliente y qué labor ha de llevar a cabo el corredor. Si alguna de las partes fallara en algún punto, la otra puede interponer una demanda judicial.
El corretaje no tiene una regulación jurídica específica en España, de manera que se rige por el principio de libertad de contratación que se establece en nuestro ordenamiento jurídico y por la jurisprudencia.
Ejemplos de corretaje
Imaginemos que queremos vender una casa. Tenemos dos opciones: encargamos nosotros mismos, con el trabajo y la inversión de tiempo que supone, por no hablar de las complicaciones (si desconocemos el mercado inmobiliario) o acudir a un experto, un corredor inmobiliario.
Si optamos por la segunda opción, el agente inmobiliario visitará la casa, calculará los metros cuadrados, analizará en qué estado se encuentra y dónde está ubicada, antigüedad, vecindario, comunicación con transportes públicos, valoración de la zona…
A partir de ahí, y con todos estos datos, hará una primera estimación de precio o tasación del inmueble y nos dará una horquilla de precio ideal para la venta. Acto seguido procederá a difundir el anuncio de la venta de la casa. Y lo hará a través publicidades en páginas webs, publicaciones de papel, redes sociales, etc.
Cuando surja un potencial comprador, el corredor se encargará de organizar la visita para que vea la casa. Y, si la adquiere, preparará todo el papeleo. Una vez vendida la casa, abonaremos al corredor la comisión que previamente teníamos pactada con él.
Tipos de corretaje
Existen diferentes tipos de corretaje. Aquí te explicamos los más comunes:
- Corretaje financiero: si queremos invertir en Bolsa podemos hacerlo mediante un corredor. A este, que también nos puede brindar su asesoramiento y darnos consejos de cara a qué comprar o vender y cuándo, le pagaremos una comisión.
- Corretaje inmobiliario: también conocido como agente inmobiliario o comercial de inmuebles. Si queremos comprar o vender un inmueble, o bien alquilarlo, podemos acudir a un corredor inmobiliario, el cual se encargará de encontrarnos un comprador o un vendedor para la casa. Nos irá informando de las diferentes ofertas que dispone y podremos elegir la que más nos interese. A cambio recibirá una comisión.
- Seguros: si pretendemos contratar un seguro de cualquier índole (vida, salud, coche, hogar, etc.) podemos contratar los servicios de un corredor de seguros y de esta manera nos va buscando las mejores opciones. Una vez elegimos una de ellas y la contratamos, le abonaremos la comisión correspondiente.
Corretaje financiero o de acciones
Aunque no deja de ser un tipo de corretaje, por su relevancia le vamos a dedicar un apartado propio. Nos referimos al corretaje financiero o de acciones. Gracias a las nuevas tecnología e internet, nunca ha sido tan fácil invertir: está al alcance de cualquier persona ya que se puede hacer online, con lo que las comisiones son más competitivas.
Por ejemplo, si queremos invertir en Bolsa y creemos que es un buen momento para comprar acciones de una compañía, necesitamos un intermediario. En este caso, un broker.
Y, para ello, abriremos una cuenta con un broker, donde depositamos el dinero que queramos invertir y le decimos que queremos comprar X número de acciones de Y compañía a un precio Z. Él se encargará de llevar a cabo nuestra petición.
Una vez adquiridas las acciones, el broker nos lo comunicará. Y a cambio nos cobrará una comisión que será un porcentaje sobre el dinero invertido (por ejemplo un 0,10 %).
Cuando queramos vender las acciones, el proceso es el mismo, le diremos cuántas acciones queremos vender y a qué precio. Una vez realizada la operación, nos informará de ello y nos cobrará la comisión de venta.
Por supuesto, tenemos que tener en cuenta que las comisiones de compra y las de venta harán que la rentabilidad que hayamos obtenido en la operación se vea reducida.
Y no menos importante: si la operación sale mal y perdemos dinero, habrá que abonar la misma comisión, ya que es independiente del éxito final de la inversión que realicemos.
Ventajas del corretaje
Como figura profesional, recurrir al corretaje tiene una serie de ventajas:
- Te ahorras tiempo y ganas en comodidad: el corredor nos va a evitar el trabajo y esfuerzo que supone encontrar comprador o vendedor, además de todo el tiempo que nos vamos a ahorrar en ese sentido. Esa es su labor y es un profesional, sabe las puertas a las que debe llamar.
- La agenda del corredor: un buen intermediario que acumule una dilatada experiencia, dispone de una red de contactos muy valiosa, lo que se traduce no solo en que podría ayudarte más rápido de lo que imaginas, sino que incluso sin sus contactos te podría resultar mucho más difícil.
- Asesoramiento: un buen corredor, no solo te puede aportar sus contactos, sino que gracias a sus conocimientos y su experiencia también te puede brindar un asesoramiento profesional el cual te vendrá muy bien a la hora de adoptar las decisiones finales.