El duro ajuste vivido por el sector bancario en los últimos años ha tenido un efecto directo tanto en el número de empleados como en el número de oficinas abiertas.
No es extraño, por tanto, encontrar, en la actualidad, sucursales bancarias -sobre todo en centros comerciales o en barrios de nueva construcción en el extrarradio- donde pueden verse oficinas con uno o dos empleados y una escasa actividad, según podemos leer en el blog de Nuño Rodrigo en Cinco Días.
Evolución de empleados y oficinas
España ha sido el país de la Unión Europea que ha asumido el recorte de plantilla y de oficinas más elevado desde que estalló la crisis, si bien es cierto que nuestro país era el que contaba -y sigue contando a pesar de los recortes- con la red de oficinas más amplia de la zona.
Si echamos la vista atrás vemos cómo España contaba hace 21 años (inicio del año 1992) con una red de 35.363 oficinas bancarias según los datos del Banco de España. Cifra que durante los años de bonanza económica no hizo más que incrementarse hasta alcanzar en 2008 las casi 1.000 oficinas bancarias por millón de habitantes (a cierre de ese año el número de sucursales en nuestro país era de 46.167, según datos del Banco de España).
La crisis económica y la consiguiente caída del negocio bancario ha traído consigo el cierre de miles de sucursales bancarias. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria (año 2007) y hasta el cierre del primer trimestre de 2013 se han cerrado en nuestro país más de 8.000 sucursales bancarias.
Sin embargo, y a pesar de este recorte, España cuenta en la actualidad con más oficinas bancarias abiertas que hace 21 años (en concreto, 2.191 oficinas más que en 1992) y seguimos siendo, con diferencia, el país de la zona euro con más sucursales bancarias por habitante.
En Alemania el número de oficinas por habitante se sitúa en torno a las 500 (37.853 oficinas a cierre de 2012). Francia contaba a cierre del pasado año con 38.323 sucursales mientras que en Italia había 33.561 oficinas abiertas.
En paralelo al cierre de oficinas, en España hemos asistido al despido masivo de empleados del sector. En este punto, el ajuste ha sido más duro que en el resto de países de nuestro entorno y nos ha colocado a la cabeza en la pérdida de puestos de trabajo.
El recorte de personal ha sido continúo desde el primer trimestre de 2008, periodo en el que el sector alcanzó su techo con 278.301 empleados. Desde ese momento el volumen de trabajadores ha ido menguando hasta los 236.503 empleados que tenía el sector a cierre del primer trimestre de 2012 (esto es 41.798 empleos menos).
¿Fin del ajuste?
El cierre de oficinas y el ajuste de personal ha superado las peores previsiones que se cernían sobre el sector bancario español que ha purgado, con creces, los excesos cometidos durante los años de bonanza económica.
Un ajuste, además, que podría no haber terminado. Según previsiones de los sindicatos, este 2013 podría cerrar con poco más de 218.000 trabajadores en el sector (2012 cerró con 236.503 empleados bancarios) y continuar los recortes en 2014. Años de recortes que podrían adelgazar las plantillas en las sucursales bancarias. Plantillas tradicionalmente escasas.
Y es que, los ratios empleados por oficina se han reducido en nuestro país. En 2012 habían 5.9 trabajadores por sucursal, una cifra inferior a la registrada en 1992 (7,4). Una cifra que podría reducirse en los próximos años. Años en los que podría ser más habitual encontrar sucursales con cada vez menos empleados e incluso sucursales unipersonales.
Un modelo de negocio que no calaría en los países de nuestro entorno, especialmente en los de cultura anglosajona. Si hay algo que nos ha diferenciado respecto a países como Alemania y Reino Unido es el bajo nivel de empleados por oficinas en España y el gran número de empleados por sucursal de estos países (en Reino Unido este ratio se sitúa en 40 empleados por oficina mientras que en Alemania es de 17).
Lo que está claro es que los bancos españoles están apostando actualmente por un modelo de negocio distinto. Se pretende pasar de una amplia red de sucursales donde el trato personal era lo primordial a un modelo donde las nuevas tecnologías (banca por Internet y telefónica) tomen el mando.