Los depósitos estructurados ofrecen unos rendimientos más elevados que los tradicionales, pero no siempre están garantizados. Te explicamos qué son, en qué te debes fijar en cuenta si contratas uno, ejemplos sobre cómo funcionan… Y mucho más.
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Qué son los depósitos estructurados
Son un producto de renta variable que combinan los depósitos bancarios tradicionales y los productos de inversión.
Así, se trata de una imposición bancaria en la que la rentabilidad que el cliente puede obtener no se conoce desde el inicio. Además, esta no es fija sino variable. Y, aunque en la mayoría de los casos el dinero aportado está garantizado (no se pierde ni un euro del depositado), no siempre es así.
Al igual que el resto de depósitos, el titular aporta una cantidad de dinero durante un determinado plazo temporal y al vencimiento, en función de cómo haya ido evolucionando los activos en los ha invertido el depósito, obtendrá una determinada rentabilidad.
De ir bien la inversión, los rendimientos de un depósito estructurado suelen ser mayores que los de uno tradicional.
Tipos de depósitos estructurados
Existen diversos tipos de depósitos estructurados, pero el más habitual invierte el dinero en dos cosas:
- En un depósito tradicional de renta fija.
- En renta variable vinculada a la evolución de un activo subyacente. Este puede ser una cesta de acciones, un índice bursátil, divisas, materias primas como el oro, etc. Es esta inversión la que dictaminará al vencimiento la rentabilidad que se obtenga.
Cada entidad dispone sus propias normas, pero por regla general la cantidad mínima que se invierte en un depósito estructurado se mueve entre los 500 y los 600 euros y el plazo temporal, de uno a cinco años.
Características de los depósitos estructurados
Aunque en algunos puntos coinciden con las de los depósitos tradicionales, los estructurados tienen sus propias características:
- Coinciden con los depósitos clásicos en que se aporta un dinero durante un tiempo y al vencimiento se recupera, junto a una rentabilidad.
- Al inicio de la imposición se conoce la duración de la inversión, pero no el rendimiento. Al haber una parte variable, hasta su finalización no se puede saber.
- Una parte del dinero se invertirá en renta variable. La evolución de esta es la que realmente dictaminará la rentabilidad que se obtendrá con el depósito.
- Existen depósitos estructurados garantizados. Esto es, se recupera la totalidad del dinero, aunque la parte de inversión en renta variable haya ido mal. Por tanto, en el peor de los casos no se gana pero tampoco se pierde.
Riesgo de los depósitos estructurados
Los depósitos estructurados, mediante la Normativa MIFID II, son considerados derivados financieros y productos complejos. Por tanto, no son aptos para conservadores ni personas que no tengan unos mínimos conocimientos financieros.
Los depósitos estructurados presentan dos grandes riesgos:
- Generalmente, el capital invertido está garantizado, aunque no siempre es así. Por ello es fundamental saber muy bien, antes de contratarlo, si lo está o no, puesto que existen productos en los que incluso se podría perder dinero en función de si se dan una serie de circunstancias.
- Suelen tener menor liquidez que el resto de depósitos e incluso hay casos en los que no se puede cancelar antes de tiempo la inversión para recuperar el dinero. En los casos en los que sí se puede solicitar el reembolso anticipado, se suelen cobrar unas comisiones elevadas. Según la entidad, pueden ir desde el 1,50 % hasta el 4,50 %, que se aplica sobre el dinero depositado.
En cualquier caso, los depósitos estructurados están orientados a personas que buscan invertir su capital para obtener una mayor rentabilidad que si lo hiciesen en un depósito bancario tradicional. Eso sí, aceptan que su dinero corra un mayor riesgo y no saben de antemano qué rendimientos pueden obtener.
Mejores depósitos estructurados: cómo elegirlos
No existe un mejor o un peor depósito estructurado. Su idoneidad dependerá, además de sus características, de nuestro perfil. De todos modos, hay una serie de factores que debemos tener en cuenta a la hora de elegir uno.
- Debe ser asegurado: como hemos comentado, y aunque la rentabilidad no lo está, el capital aportado a un depósito estructurado suele estar garantizado. Pero no siempre es así. Por tanto, es importante tener muy claro, antes de suscribir un producto, si cumple esta premisa o no.
- Rentabilidad: lo más habitual es que en un depósito estructurado se garantice una rentabilidad mínima si no sale bien la parte del dinero que se invierte en renta variable. Es importante tener claro si es así o no en el que vayas a contratar.
- Plazo: pueden tener un vencimiento que va de uno a cinco años, por lo que se debe tener claro que durante ese tiempo no se va a necesitar el dinero invertido.
Ejemplo de depósito estructurado
Vamos a poner aquí un ejemplo de depósito estructurado, qué escenarios diferentes puede haber. El producto en sí tendría estas características:
- Inversión mínima: 1000 euros.
- Plazo temporal: 3 años.
- 50 % del capital garantizado.
- 50 % del capital se invierte en una cesta de acciones. Si se cumple una serie de condiciones, la rentabilidad es del 7,00 %.
Se invierten 1.000 euros y tras el plazo de tres años pueden pasar dos cosas:
- La cesta de acciones ha cumplido las condiciones: se recibe el 50 % del dinero garantizado (más los rendimientos que hayan podido dar) y el otro 50 %, al que se le sumará una rentabilidad del 7 %.
- La cesta de acciones no cumplió las condiciones: se recupera el 50 % de lo aportado en el depósito garantizado (más los intereses que haya dado) pero del otro 50 % (lo invertido en la parte de renta variable) no se recibe ninguna rentabilidad.
