Los ingresos por comisiones constituyen un importante pilar dentro de las cuentas de las entidades financieras por eso es muy frecuente que hipotecas, préstamos, tarjetas o cuentas apliquen algunas.
Aún así, y como estrategia comercial, en el mercado es posible encontrar todo tipo de productos bancarios, tanto de ahorro como de financiación, exentos de comisiones.
Cómo librarse de las comisiones bancarias
Si bien es cierto que muchos productos se comercializan «libres de comisiones» muchos otros las siguen cobrando. El cliente puede negociar con el banco la exención en el cobro de estas comisiones a través de una mayor vinculación con la entidad.
Y es que, según explica el Banco de España «los clientes y entidades fijan libremente las comisiones aplicables a sus operaciones. En préstamos hipotecarios, el cobro se ajustará a las condiciones pactadas, exceptuando de la libertad de pacto tan sólo algunas comisiones referidas a determinadas comisiones por cancelación anticipada».
Por lo general, al contratar una cuenta corriente la forma más habitual de librarse de las comisiones es contratando varios productos con la entidad, manteniendo un saldo medio elevado, domiciliando ingresos o realizando pagos periódicos a través de ella.
La vinculación con la entidad es también la clave para esquivar las comisiones más habituales en los préstamos personales e hipotecarios (estudio, apertura, amortización…) mientras que un consumo mínimo anual es la clave para conseguir tarjetas de crédito gratuitas.
Oferta de productos sin comisiones
Al margen de estos consejos, en el mercado existen productos que se comercializan ya de por sí, libres de comisiones. No obstante, se recomienda consultar siempre todas las condiciones de las cuentas y productos financieros en el momento de su contratación.
Por norma general, la banca online es quien ofrece sus productos sin comisiones bancarias. Sin embargo, en los últimos años, la banca offline ha usado como estrategia comercial la exención del cobro de determinadas comisiones, como forma no sólo de captar sino de fidelizar a sus clientes, de ahí que, en el mercado sea relativamente fácil encontrar desde cuentas sin comisiones a préstamos, tarjetas e incluso hipotecas.
– Así, por ejemplo, la Cuenta Expansión de Banco Sabadell se comercializa sin comisiones ni por mantenimiento ni por administración ni por ingreso de cheques. Esta cuenta requiere domiciliar una nómina o pensión superior a 700 euros al mes y al menos tres recibos básicos. Además, la Cuenta Expansión devuelve el 3% de los recibos domiciliados con un máximo de devolución de hasta 50 euros mensuales y una devolución del 2% en carburantes.
– Sin comisiones y sin letra pequeña comercializa Evo Banco su préstamo personal. Un préstamo sin comisión de apertura, de estudio, de amortización parcial y de cancelación anticipada y que ofrece una financiación máxima de 50.000 euros a un tipo de interés nominal del 8,45% (TAE del 9,00%) y a un plazo máximo de amortización de ocho años.
– También hay entidades que comercializan hipotecas libres de comisiones. Este sería el caso de la Hipoteca Naranja de ING Direct que se ofrece sin comisión de apertura, ni de compensación por desistimiento parcial y total y sin comisión por subrogación. Desde euríbor +0,99%, se comercializa sin suelo, financia hasta el 80% del valor de tasación de la vivienda (75% en caso de segundas residencias) y a un plazo máximo de amortización de hasta 40 años.
– La variedad de tarjetas de crédito gratuitas, es decir, sin comisiones, es amplia. Aunque, por lo general, la mayor parte de las tarjetas ofrecen la gratuidad sólo durante el primer año, también hay tarjetas gratuitas siempre. Como la Tarjeta Visa Oro Obsidiana de Bankinter se comercializa sin cuota anual y, sin cuota por renovación y además, sin necesidad de cambiar de banco. Presenta una TAE del 26,82% y un límite de crédito de 5.000 euros, incluye un seguro gratuito de asistencia en viajes y otro de accidentes con una cobertura de hasta 500.000 euros. También ofrece un ahorro del 5% en todas las compras realizadas durante el primer año y un 3% a partir del segundo año.
