miércoles, 23 octubre 2024
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    Los ETF o fondos cotizados

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    ETF son las siglas con las que se conoce a fondos de inversión que cotizan en Bolsa y que replican la evolución de índices o mercados de valores. Te explicamos qué son, los tipos que existen, cuáles son mejores…

    Qué son los ETF

    ETF corresponde a las siglas de Exchange Traded Funds y fondos de inversión que cotizan en Bolsa. Y su funcionamiento es similar al de los fondos de inversión tradicionales.

    Así, un inversor aporta un capital que pasa a formar parte de la masa dineraria del fondo, compuesta por todas las aportaciones del resto de partícipes, y el gestor, a cambio de una comisión anual, se encarga de invertir ese dinero con el objetivo de encontrar la máxima rentabilidad.

    Características de los ETF

    Como producto de inversión que son, los fondos cotizados tienen sus propias características. Te listamos las principales:

    • Cotizan en Bolsa, como cualquier empresa. Ello implica que invertir en un ETF es igual que hacerlo en acciones.
    • Replican el comportamiento de un mercado en concreto: un índice bursátil (IBEX 35, acciones de un sector, materias primas como el oro, criptomonedas, etc.
    • Su valor liquidativo se publica al cierre de cada jornada bursátil de manera oficial.
    • Se puede seguir en Internet la cotización en tiempo real del ETF y su comportamiento o rentabilidad en diferentes plazos temporales.

    Son un producto de inversión pasiva: el gestor no busca obtener un rendimiento mejor que el mercado, sino simplemente igualarlo. Así, solo ha de replicar lo que haga el mercado al que sigue.

    Ventajas de los fondos cotizados

    La principal ventaja de los fondos cotizados es que se trata de un producto de inversión con una elevada liquidez financiera, de manera que es fácil y rápido poder comprar y vender las participaciones. Pero, más allá, presentan:

    • Diversificación: tanto si se trata de replicar un índice o un sector de acciones, que están formado por muchas empresas. De esta manera, se logra minimizar el riesgo y las posibles pérdidas en el peor de los casos.
    • Sencillez: el funcionamiento o mecánica a la hora de invertir es muy fácil, igual que si se compraran o vendieran acciones de una empresa. Podemos hacerlo nosotros mismos desde nuestro teléfono móvil o un ordenador, a través de un broker.
    • Gastos: las comisiones anuales son menores que las de los fondos de inversión tradicionales. Podemos encontrarlas desde el 0,03 % y el 0,05 %.
    • Ahorro de tiempo y esfuerzo: no tenemos que estudiar el mercado para replicar un índice bursátil, ni comprar todas las acciones que lo forman en la proporción que toca, ni estar atento cada día a la variación del peso que cada una de ellas en el índice para ir adaptando nuestra cartera… Y un largo etcétera.
    • Protección: los ETF, además de ser un producto de inversión, también se utiliza para proteger otras inversiones que tengamos. Por ejemplo, una persona tiene compradas acciones de empresas. Pero quiere estar protegido por si sucediese algo negativo y la Bolsa cayese. Una opción que se puede plantear es invertir en un fondo cotizado que replique al oro, ya que esta materia prima es un activo refugio que suele funcionar muy bien, sobre todo, cuando hay temores, miedos e incertidumbre.

    Tipos de ETF o fondos cotizados

    Existen diferentes tipos de fondos cotizados. Te los explicamos uno a uno.

    • Clásicos: replican un índice bursátil, de esta manera, si el índice sube, subirá aproximadamente en la misma proporción. Si el índice cae, el fondo también lo hará. En el primer caso se ganaría dinero, en el segundo se perdería.
    • Inversos: replican un índice bursátil pero en sentido contrario. Es decir, si el índice sube, el fondo perderá, y si el índice baja, subirá. Por tanto, se ganaría dinero si el índice replicado cae. Se suele utilizar cuando la Bolsa se encuentra en una fase bajista que se prevé que no será de corto plazo.
    • Apalancados clásicos: se les conoce como “dopados”, ya que amplifican las ganancias o las pérdidas que se puedan obtener. Pueden llegar a multiplicarse por dos, tres e incluso cuatro. Si el índice replicado sube un 10 %, un ETF apalancado por 2 ganaría un 20 %; si está apalancado por 3, la ganancia sería de un 30 %, y así sucesivamente. Si el índice cae, sucedería lo mismo.
    • Apalancados inversos: también están “dopados” (2, 3 y hasta 4 veces), de manera que si el índice replicado cae, el ETF ganará dos, tres y cuatro veces lo que caiga dicho índice. Y al revés: si el índice sube, perdería.

    ¿Cuáles son los mejores ETF?

    Como sucede con cualquier producto de inversión, el mejor ETF es (además del que nos facilita mejores ganancias), el que se adapta mejor a nuestro perfil, objetivos y necesidades.

    Así, los ETF clásicos son una opción cuando lo que se busca es rentabilizar el dinero o bien para proteger la cartera.

    En cambio, ETF inversos suelen ser aconsejables cuando lo que se busca es proteger la cartera. Por ejemplo: si se tienen acciones de empresas del Ibex, se puede invertir en un ETF inverso para que, si la Bolsa cae, ganamos con el el ETF y se cubra la pérdida que registrarían con las acciones.

    A los inversores comunes, no se les recomienda la inversión en ETF apalancados (tanto los clásicos como los inversos), ya que se corre el riesgo de perder fácilmente todo el capital invertido.

    Ismael De La Cruz
    Ismael De La Cruz
    Consultor financiero. Colabora en medios de España y Estados Unidos. Durante 12 años ha escrito un artículo semanal en Expansión. Ha sido miembro del Instituto Español de Analistas Técnicos y Cuantitativos
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