Un caso improbable pero posible que pondría en peligro los ahorros depositados en un fondo de inversión o en un fondo de pensiones sería un concurso de acreedores (antigua quiebra) de la entidad depositaria y de la gestora de estos fondos.
La legislación española obliga a que la entidad gestora (empresa que compra y vende activos con el dinero del fondo de inversiones o del de pensiones) y la depositaria (custodia los títulos y el efectivo) sean entidades diferentes y, además, responden subsidiariamente.
Qué quiebre la gestora ya es improbable, pero más aún que además quiebre la depositaria (caja de ahorros y bancos, sociedades o agencias de valores o cooperativas de crédito). En otra época podríamos aventurarnos a cometer el error de decir que es imposible, pero dados casos como la estafa piramidal de Madoff (su compañía vendría a ser una entidad gestora) o la quiebra de bancos en todo el mundo, imposible no es.
No hay ningún fondo de garantía que proteja al inversor, ya que se supone que la propia configuración jurídica de la inversión en fondos de inversión y de pensiones ya lo hace. Si quiebra la depositaria, un banco, por ejemplo, los partícipes (los ahorradores) podrían ejercer el derecho de separación y rescatar sus títulos y depositarlos en otra entidad, al obligar la ley a tener las cuentas propias y las de los fondos separadas.
En pocas palabras, si me cierra la entidad que gestiona las acciones y demás del fondo responde el banco dónde están depositados. Si quiebra el banco, se cambia de entidad y en paz. Pero a veces las cosas pueden torcerse aún más. Veamos varios casos posibles de problemas graves con los fondos de inversión (y de pensiones):
- El concurso de acreedores de la entidad depositaria se declara y hay operaciones de suscripción o reembolso pendientes (de compra o venta de participaciones del fondo); el cliente decide vender o comprar partes del fondo, y la orden dada coincide con el concurso antes de que el dinero entre o salga del fondo hacia la cuenta del cliente. En este caso el dinero iría parar a la masa del concurso, lo que significa que sólo lo recuperaríamos si queda dinero una vez acabado el proceso concursal.
- El caso Madoff llevado a la realidad española: una quiebra fraudulenta en que el depositario no hubiese inscrito los valores o el dinero a nombre del fondo. Sería la fatal estafa de estar invirtiendo un dinero para comprar suscripciones de un fondo pero que no llegaban nunca a materializarse en él. Siendo muy poco probable esta situación, ya que la gestora también responde, en caso de darse no hay ningún fondo del Estado que proteja este tipo de inversiones fallidas.
Por suerte nuestros reguladores (Banco de España y CNMV) funcionan mejor que la SEC y las gestoras y depositarias cumplen con unos criterios de solvencia adecuados. Si bien todo esto es cierto, no estaría mal que el Gobierno se planteara aumentar su manto protector para evitar una futura quiebra fraudulenta de este estilo. Prevenir siempre es mejor que curar; sobretodo si hablamos de los ahorros de los ciudadanos.