Según estudios recientes, en 2017, el 82% de los españoles aseguraba tener una tarjeta, de crédito o de débito. El porcentaje era superior al de 2016, cuando apenas llegaba al 74%.
Pero, ¿es lo mismo una tarjeta de débito que una de crédito? ¿En qué se diferencian? Aquí damos respuesta a seis preguntas acerca de ello.
¿Es necesario tener saldo en cuenta?
En las tarjetas de débito sí y en las de crédito, no. En las primeras, la compra se descuenta de la cuenta vinculada a ella al instante mientras que las segundas no ya que son un método de financiación.
¿Se pueden aplazar los pagos?
Tal posibilidad no existe en las tarjetas de débito sí, en cambio, en las de crédito. Es más, en estas últimas, en función de la entidad se puede elegir hasta cuándo y como hacerlo: de una sola vez, lo más normal es a final de mes, una cantidad fija durante un tiempo concreto o un porcentaje de la deuda.
¿Qué tipo de tarjeta es más fácil conseguir? ¿De débito o de crédito?
Los trámites para conseguir una tarjeta de débito son más sencillos que para una de crédito. Para las primeras, sólo hay que ir a la entidad en la que se tiene una cuenta y solicitarla (también se puede pedir online). El banco la autorizará y se tendrá que firmar un contrato. Finalmente, la emitirá.
Con las tarjetas de crédito el proceso se complica ya que, al ser un medio de financiación, la entidad querrá analizar el perfil crediticio de la persona que la pide. Esto es, estudiará si tiene capacidad económica para, en caso de utilizar la financiación, va a poder retornarla.
¿Tienen los mismos seguros vinculados?
Las tarjetas, en general, pueden llevar asociados uno o varios seguros. Si bien no existe ninguna norma, pueden variar según la entidad o el tipo de tarjeta. Cuanto más complejas (oro o platino), mayores coberturas.
Se puede saber cuáles incluye leyendo el contrato que se firma al pedir la tarjeta. De vida, de viajes, o accidentes son, entre otros, los más habituales.
¿Añaden las mismas comisiones?
Sí. Las tarjetas de débito y las de crédito pueden tener las mismas comisiones, a excepción de la que cobra la entidad en las de crédito si el cliente usa la financiación y no paga la cuota. Es la conocida como comisión por reclamación de posiciones deudoras vencidas.
El resto, pueden ser las mismas si bien los importes cambian: son más caros en las de de crédito que en las de débito. Éstas son las más habituales:
– De alta
– De renovación
– De disposición de efectivo en cajeros
– Por consulta de saldo y movimientos
– Duplicado de tarjetas
– Tarjeta adicional
¿Se pueden usar para lo mismo?
Básicamente, las tarjetas de débito y las de crédito se pueden usar para pagar las compras que se hagan en tiendas, físicas o de internet, sacar dinero a débito en cajeros, consultar los movimientos en las cuentas, pagos de recibos, ingresos…
Con las de crédito, además, se pueden aplazar pagos, usar cualquier cajero automático del mundo o hacer reservas en hoteles o viajes, alquilar coches… Estas operativas pueden estar bloqueadas en las tarjetas de débito.
¿Cuál es la mejor para mí?
Depende de la utilidad que se le va a dar. Así, si sólo se va a usar para hacer pequeñas compras (en el supermercado, poner gasolina, alguna tienda de ropa…) y sacar dinero en cajeros, es posible que baste con una tarjeta de débito. Y es que las tarjetas de crédito pueden aplicar, las comisiones y gastos suelen ser más elevados…