En continua evolución, los cajeros automáticos forman parte de nuestro día a día. Además de extraer dinero, a través de ellos se puede realizar una amplia operativa: pagar facturas, sacar entradas, hacer transferencias… Pero no siempre fue así.
Se considera que uno de los padres de los cajeros automáticos fue Luther George Simjian, turco de nacimiento que emigró a los Estados Unidos que hacia la década de los 30 del siglo pasado ideó una máquina expendedora de billetes.
Registró 20 patentes y se instalaron, a modo de prueba durante seis meses, en el City Bank of New York. La iniciativa no fraguó: sólo usaban el dispositivo clientes que no deseaban ver vistos por los banqueros.
Con todo, los prototipos con este tipo de máquinas siguieron siendo una constante, como el modelo de la imagen inferior, que se pudo ver en la Asociación Anual de Banqueros Norteamericanos. Era octubre de 1966.
Por aquellas fechas también se inició una carrera por la inauguración del primer cajero automático para el uso generalizado, en la calle. Competían Japón, Suecia e Inglaterra. Venció esta última.
Así fue como el 27 de junio de 1967, en Enfield, se produjo la primera transacción a través de un cajero automático. Fue en una sede de Barclay’s Bank y estuvo rodeada de mucha expectación. El actor Reg Varney, una de las estrellas del momento, la inauguró.
Entonces no existían las tarjetas con banda magnética así que para poder disponer del dinero, se tenía que ingresar un cheque impregnado de una sustancia química (carbono 14) para evitar falsificaciones. El titular debía, además, de introducir un código de seguridad de cuatro cifras. Podía sacar hasta 10 libras (11,84 euros en la actualidad).
Un par de años después se empezaron a emplear las primeras tarjetas de plástico con un pequeño problema: el cajero no las retornaba tras cada uso.
En cuestión de meses, el Chemical Bank of New York estrenó un nuevo dispositivo sin este problema. Lo había ideado una empresa encargada del desarrollo de equipos para la gestión de equipajes en aeropuertos. Pronto se extendió su uso entre otras entidades.
En España, los primeros cajeros automáticos no llegaron hasta la década de los 70. Dos entidades afirmaban ser las primeras en instalarlos.
La desaparecida Caja Madrid sostenía que fue la responsable de la instalación del primero. Lo inauguró en Madrid, en 1972. También Banco Popular dice ser pionera en estas lides. Afirma que estrenó el primer cajero de España en Toledo, en 1974.
Se implantara donde se implantara, desde entonces han cambiado considerablemente sus funciones. Añadieron las pantallas en color y la posibilidad de operar con tarjetas en la década de los 80 y las primeras pantallas táctiles, que se empezaron a usar a mediados de los 90.
