Todos tenemos que solicitar un préstamo en algún momento de nuestra vida. Pero pueden surgir hechos imprevistos que nos impidan poder devolverlo. ¿Que pasa si no pago las cuotas del préstamo? Te contamos las consecuencias, qué soluciones tienes para resolver el problema y cómo evitar llegar a esa situación.
¿Qué pasa si no pago un préstamo? Principales consecuencias.
Cuando pedimos un crédito a una entidad bancaria estamos obligados a devolverlo en tiempo y forma junto con los intereses. Pero si no lo hacemos habrá consecuencias jurídicas que dependerán del retraso del pago y de la cuantía económica a deber.
Es importante destacar que no pagar un préstamo no es un delito penal, de forma que no conlleva la pena privativa de libertad (cárcel).
Las principales repercusiones serían las siguientes.
1. Incremento de intereses y deuda
Al no pagar el préstamo, la primera consecuencia directa es que se generan intereses de demora a la vez que se imponen comisiones por impago. Esto se suma al capital que estamos obligados a devolver, de manera que la cuantía que debemos de pagar se incrementa sustancialmente y el crédito nos habrá resultado más caro.
Como consecuencia de ello, resultará más complicado poder saldar la deuda y entraríamos en una espiral interminable de la que en ocasiones cuesta mucho salir o, sencillamente, no salimos.
2. Reclamaciones extrajudiciales
La segunda consecuencia del impago de un préstamo es que la entidad bancaria nos exigirá extrajudicialmente el pago debido, es decir, sin mediar demanda ni tribunales de justicia. Se trata de un paso previo a la demanda judicial.
3. Procedimientos judiciales
En el caso de que la demanda extrajudicial no le haya servido para recibir el pago, la entidad bancaria procedería a interponer una demanda judicial ante el juzgado correspondiente. Lo más habitual es que esto suceda tras la tercera cuota no pagada consecutiva del préstamo.
4. Embargo de bienes
Si sigues sin pagar el préstamo, pero eres titular de bienes (tanto muebles como inmuebles), el banco podría embargártelos por decisión judicial. Lo habitual es que primero se embargue tu cuenta corriente y tu nómina laboral (también cabe la opción de la pensión). Si tras ello es insuficiente para que el banco pueda cubrir la deuda, entonces el embargo se puede ampliar a otras cosas, como por ejemplo la vivienda, el coche, etc.
5. Inclusión en listas de morosos
Pasarías a ingresar en la lista de morosos, hecho que supone impedir que puedas acceder a financiación en ninguna entidad, ya que su consulta es accesible para todos los bancos, de manera que conocerán tu situación de moroso e insolvente. Los listados de morosos más utilizados son los de ASNEF, BADEXCUG y RAI.
6. Impacto en el historial crediticio
Aunque más adelante hayas logrado saldar la deuda, es decir, hayas pagado el capital que el banco te prestó además de los intereses debidos y los intereses de demora, habrá quedado una mancha en tu historial crediticio. Esto difícilmente se olvida, de manera que si en el futuro tienes que pedir un préstamo, te pondrán obstáculos y en la mayoría de los casos te lo denegarán o en el mejor te exigirán garantías extra (aval o cotitularidad del préstamo).
Soluciones para gestionar deudas de préstamos
Si tienes dificultades para poder pagar el préstamo, existen una serie de soluciones o vías alternativas, cada una de ellas con sus propias características y procedimiento. Las principales son las siguientes.
Negociar con la entidad financiera
La clásica es hablar con la entidad bancaria a la que le debes el dinero. El objetivo es ver si es posible que te facilite las cosas y de esa manera salir ganando todos (tú y el banco):
- Reducir los intereses de demora y así la cuantía del préstamo no se incrementa tanto y es más fácil poder pagarlo.
- Aplicar un periodo de carencia, en el cual no se aplicarán intereses de demora. La finalidad es la misma que en el punto anterior.
- Reducir la deuda o incluso cancelarla si le aportas algunos bienes. En este caso se trata de que el banco los valore al alza.
Consolidar o reunificar deudas
La reunificación de deudas consiste en juntar todos los préstamos que tengas en uno solo. De esta forma, la idea es que solo tengas que hacer frente a una única cuota mensual cuya cuantía sería más pequeña que si la comparamos con la suma de las diferentes cuotas a las que anteriormente había que hacer frente.
A cambio, se incrementa el plazo de amortización, es decir, tendrás que estar más tiempo pagando las cuotas mensuales y debido a los intereses finalmente habrás pagado más. Pero todo ello está destinado a facilitar el pago cada mes.
Aplicar la ley de segunda oportunidad
La Ley de la Segunda Oportunidad ofrece una oportunidad a las personas que tienen deudas que no pueden abonar. Permite y facilita que puedan empezar de nuevo, desde cero. Para ello se cancelan todas o parte de sus deudas contraídas.
Es necesario cumplir una serie de requisitos como son:
- Acreditar debidamente el estado de insolvencia y la carencia de recursos y capacidad económica para pagar las deudas.
- Tener buena fe, es decir, no haber actuado con maldad. Por ejemplo, no es válido haber contraído deudas a sabiendas de que no se podrían devolver.
- No tener antecedentes penales.
Si se reúnen estas premisas, se presenta la solicitud de cancelación de deudas en el juzgado.
Aspectos legales relacionados con el impago de un préstamo
Es importante también que tengas en cuenta una serie de cuestiones jurídicas relativas al impago de préstamos, concretamente las tres siguientes.
Plazos de prescripción de las deudas
Dependiendo del tipo de deuda, el plazo de prescripción será diferente:
- Deudas hipotecarias: a los 20 años.
- Deudas personales: a los 5 años.
- Deudas con Hacienda y con la Seguridad Social: a los 4 años.
- Deudas por rentas de alquiler: a los 5 años.
- Deudas derivadas de tarjetas de crédito: a los 5 años.
- Deudas con abogados, notarios, profesores, farmacéuticos, etc: a los 3 años.
Diferencias entre reclamaciones judiciales y extrajudiciales
Cuando se reclama judicialmente una deuda lo que estamos haciendo es interponer una demanda judicial y será el juez el que estudie el caso y dictamine a través de una sentencia.
En cambio, la demanda extrajudicial consiste en que el acreedor solicita al deudor el pago de la deuda de manera amistosa, sin intervenir ningún juez. De esta manera se intenta evitar judicializar el proceso y que se alargue en el tiempo.
Cuando el deudor se opone a llegar a ningún acuerdo amistoso con el acreedor o sencillamente no le responde, es cuando el acreedor interpondrá la demanda judicial.
Situaciones en las que no pagar el préstamo puede considerarse fraude
Hay situaciones en las que el deudor ha incurrido en fraude de ley. Por ejemplo, si era consciente de que no tenía los recursos económicos para devolver un préstamo y aun así lo solicitó. En este caso, no tendría derecho a acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad.
También existe fraude del deudor cuando engaña a sus acreedores para evitar pagarles. Por ejemplo provocando su propia insolvencia económica mediante actos u omisiones. De esta manera, su actitud y comportamiento frustra la posibilidad de que los acreedores cobren sus créditos.