sábado, 27 julio 2024
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    Qué es y qué implica ser avalista 

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    Un aval bancario es una garantía que se presenta al banco o entidad en la que pides algún tipo de financiación. Una persona o bien material que cubrirá los hipotéticos impagos que se pudieran producir a lo largo de la vida de un préstamo o hipoteca. Descubre qué es y que implica ser avalista. 

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    Qué es un avalista 

    Un avalista es, sencillamente, una garantía. Una persona física o jurídica que se compromete a pagar la deuda de la persona a quien avala cuando esta no lo hace.  

    Es decir, ante ese préstamo o una hipoteca, el avalista tiene las mismas obligaciones que el titular del mismo. Y, en caso de impago, tendrá que responder a las cuotas (y a los intereses de demora que se hayan podido generar) con sus bienes presentes y futuros.  

    De no hacerlo, el nombre del avalista podría acabar inscrito en un listado de morosidad como ASNEF o, en última instancia, perder su patrimonio. 

    Las implicaciones del avalista pueden estar limitadas por contrato. Es decir, pueden tener unos máximos de dinero, tiempo, etcétera.

    Tipos de avalista 

    Existen dos grandes grupos de avalistas: los avales personales y los bancarios. Los primeros serían aquellos en los que una persona física o jurídica se compromete pagar la deuda de otra persona si esta no la abonara y los segundos se darían cuando una entidad financiera se compromete a devolver el dinero que el titular de un préstamo no puede pagar.  

    Más allá, los avalistas se pueden dividir, según establece el Banco de España, en función de tres criterios: por su duración, por las facultades del beneficiario del aval frente al avalista y por la naturaleza de obligación principal garantizada.  

    •  Avales según su duración: pueden ser por un plazo de tiempo determinado o por un periodo de tiempo indefinido o hasta que se salde la deuda.  
    • Avales según las facultades del beneficiario del aval frente al avalista: pueden ser simples, solidarios, el habitual en banca, o independientes. 
    • Avales por la naturaleza de la obligación garantizada: suelen dividirse en técnicos, habituales en contratos de obras y contratos entre un proveedor y una Administración Pública, o económicos, los más comunes. 

    Cuándo se pide un aval bancario 

    Los bancos y entidades financieras piden que se presente uno o varios avalistas en aquellos casos en los que tienen ciertas dudas acerca de la solvencia del solicitante de un préstamo o hipoteca. Dicho de otro modo, creen que su perfil crediticio tiene algún tipo de riesgo.  

    Habitualmente se exige un aval cuando la persona que solicita la financiación tiene unos ingresos irregulares o que la entidad considera bajos.  

    También, en el caso de los avalistas hipotecarios, cuando se piden financiaciones poco habituales y con importes por encima de lo común, como las hipotecas al 100 % o las hipotecas al 90 %, o cuando los titulares son menores de cierta edad. Sería el caso de las hipotecas para jóvenes.  

    Con todo, la figura del aval en la actualidad no es tan habitual como años atrás. De hecho, desde hace algunos años, entre los requisitos de las entidades cuando se pide financiación, es más importante demostrar que se tiene capacidad de pago que poder presentar garantías externas, por buenas y solventes que sean.  

    Sea como sea, es siempre la entidad quien decide si la operación financiera precisa de un aval o no. 

    Requisitos para ser avalista 

    Un aval bancario, como hemos dicho, responde por el titular de una financiación si este no abona las cuotas. Por este motivo, debe tener suficiente capacidad económica para hacer frente, además de a sus propios gastos, a los hipotéticos impagos de la persona a quien avala. 

    Así, podríamos decir que, aunque un aval no pida realmente una financiación, es como si lo hiciera. Por tanto, la entidad financiera le requerirá, antes de aceptarlo como aval, que cumpla con ciertos requisitos:  

    • Ser mayor de edad: para acceder a cualquier tipo de préstamo o, en este caso, para ser avalista se deben tener más de 18 años. 
    • Tener y poder demostrar que se dispone de solvencia suficiente. Es decir, como hemos indicado, un avalista tendrá que verificar que va a poder hacer frente a sus gastos habituales (hipoteca o préstamos si los tuviera, facturas, etcétera) y al hipotético pago de la financiación que avala. Para ello tendrá que presentar la misma documentación que se presenta al pedir una financiación. 
    • No tener o tener muy pocas deudas. En ningún caso, y tras sumar sus gastos comunes y la hipotética cuota de la financiación de la que es avalista, destinar más de un 35 % de su sueldo a cubrir deudas. 
    • Contar con unos ingresos estables, fijos, demostrables y suficientes.  
    • No haber estado en listados de morosidad como, por ejemplo, ASNEF.  
    • Disponer de propiedades libres de cargas o con muy poca deuda pendiente. Aunque no es un requisito como tal para ser avalista, es un plus para que la entidad lo acepte.  

    Qué riesgos tiene ser avalista 

    Ser avalista presenta algunos riesgos, sobre todo si el titular de la financiación se retrasa en el pago de alguna cuota. Ya que, en caso de impago, y como avalista, tendrás que responder con todos tus bienes para abonar la cuota mensual, más las que no se hayan pagado y los intereses de demora que estas últimas hayan generado. 

    Si no lo hicieras, la entidad haría inscribir tu nombre en un listado de morosidad, como ASNEF, y en casos extremos podrían llegar a embargarte algunos de tus bienes.  

    Otro punto importante a saber es que durante el tiempo en el que seas avalista, estarás incluido en la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE), registro en el que se incluyen los datos de todos los préstamos, créditos y avales superiores a 6.000 euros. Por tanto, si en ese plazo tuvieras que pedir algún tipo de financiación, lo tendrás más complicado.  

    Por último, debes saber que la figura del avalista es hereditaria. Es decir, si este fallece, sus obligaciones como tal se extenderán a sus herederos.  

    Qué debes saber antes de firmar como avalista 

    Antes de ofrecerte o aceptar aparecer como avalista en una financiación de otra persona, debes saber que se trata de una acción que implica cierta responsabilidad. Insistimos: aunque la persona que hace de aval no es el titular del préstamo o hipoteca en sí, puede tener que acabar actuando como tal, pagando las letras.  

    Por tanto, y como punto de partida, es aconsejable si vas a avalar a alguien que sólo lo hagas con personas cercanas y, sobre todo, responsables y formales. En este sentido, no está de más que pidas datos sobre su solvencia financiera a tu posible avalado.  

    Además, y como avalista, también debes tener en cuenta tus ingresos y tu economía, que sean suficientes para hacer frente a tus gastos habituales y a la posible deuda que avalas.   

    Finalmente, y antes de firmar cualquier tipo de documento, léelo bien, entiéndelo y analiza qué implicaciones puede acarrear.  

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    Maica López
    Maica López
    Periodista especializada en información financiera. En CrediMarket.com desde 2013. Antes he trabajado en Bankimia y 20 minutos, entre otros. Me encanta la novela negra, la música y bailar jazz.
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